Efemérides Venezolanas
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Jueves, 19 de Septiembre de 2013
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Gandhi Mohandas Karamchand: La última Lucha

   

Sólo al avecinarse el segundo conflicto mundial Gandhi retomó el contacto con el movimiento de independencia. Lo indujo a hacerlo el temor que despertó en él la afirmación en el seno del Congreso de un grupo nacionalista extremista de tendencia filofascista: el llamado "Bloque de Avanzada" conducido por Subhas Chandra Bose. Desde que comenzó a perfilarse en Munich la crisis europea, el Congreso, bajo la dirección de Nehru, había condenado repetidamente la política del Eje y de su aliado japonés, aunque rechazaba la colaboración con el Gobierno Británico. Bose, en cambio, era partidario de colaborar con los enemigos de Gran Bretaña para expulsar a los ingleses. Cuando S. C. Bose fue elegido presidente del Congreso, en enero de 1939, 12 de 15 miembros del Ejecutivo renunciaron. Gandhi intervino entonces y obtuvo del Congreso reunido en marzo de ese año en Tripuri la confirmación de la línea "seguida en los años anteriores bajo la dirección de Gandhi". En mayo, Bose debió renunciar.

Al estallar la guerra, el Congreso tomó posición con el manifiesto del 14 de septiembre de 1939, en el cual condenaba al nazismo y al fascismo; afirmaba que la actitud de la India debía decidirla el pueblo indio y que si bien la India no se asociaría a una guerra tendiente a la defensa del status quo en cambio colaboraría en la defensa de la democracia si los principios de ésta se aplicaran a aquélla con la constitución de un gobierno nacional responsable ante una asamblea central elegida por el pueblo. En esa ocasión Gandhi quería que el Congreso votase una moción de apoyo moral incondicional al Gobierno Británico. Su condena de la violencia le prohibía toda participación en la guerra, pero le repugnaba poner condiciones en un momento en que esto podía parecer un chantaje. Sin embargo, aceptó disciplinadamente la decisión tomada por el Congreso, y él mismo la expuso en una conversación con el Virrey el 26 de septiembre. La posición del Congreso permaneció inmutable durante toda la guerra. A las promesas de concederle independencia al finalizar la guerra, y de solicitar a una asamblea constituyente elegida por el pueblo indio la formulación de una nueva constitución, promesas hechas por el gobierno de Churchill en agosto de 1940, inmediatamente después de la caída de Francia, opuso el pedido de una inmediata transferencia de los poderes a un gobierno indio provisorio; y, al no obtenerla, decretó en octubre la reiniciación de la desobediencia civil.

Los ingleses hicieron, un nuevo esfuerzo después de Pearl Harbour y de la conquista de Birmania por los japoneses. Liberaron a Nehru y a los otros jefes del Congreso, encarcelados después de la reiniciación de la desobediencia civil, y enviaron a la India a Sir Stafford Cripps en marzo de 1942. Pero las nuevas ofertas también fueron rechazadas, al no aceptar el Gobierno Británico la transferencia a un gobierno indio provisorio la responsabilidad por la defensa del país. El Congreso decidió reiniciar la no-colaboración. Esta vez Churchill hizo arrestar a todos los miembros del Ejecutivo del Congreso y al mismo Gandhi, quien sin embargo fue puesto en libertad en mayo de 1944, después que su salud se vio gravemente afectada por un enésimo ayuno de protesta realizado en febrero de 1943, y de la muerte en la cárcel, un año después, de su mujer Kasturbai. Hasta el fin de la guerra no se hizo ningún intento por reiniciar las conversaciones.

El momento decisivo llegó en 1945, con el ascenso al poder de los laboristas. Estos se hallaban bien decididos a renunciar a la India. Terminadas las hostilidades, carecían de validez las razones de seguridad militar que habían inducido a Churchill a rechazar la transferencia de los poderes hasta no lograr la paz. Pero subsistía otra gran dificultad, que hizo necesarias, difíciles y largas negociaciones, conducidas por urfa comisión parlamentaria y el Virrey Lord Wavell primero, y por el sucesor de éste -Lord Mountbatten- luego. La Liga Musulmana, afirmando su exclusivo derecho a hablar en nombre de todos los musulmanes, exigió estar representada en el gobierno indio provisorio a la par del Congreso, aunque los musulmanes sólo eran una minoría de la población; y como solución a largo plazo auspiciaba la creación de un Estado musulmán separado, formado por las provincias de mayoría musulmana. El Congreso, en cambio, expresión de un nacionalismo laico, reivindicaba el derecho a hablar también en nombre de los indios de religión musulmana y auspiciaba una India federal pero unida. Finalmente prevaleció la tesis de los musulmanes, y cuando los ingleses abandonaron la India, el 15 de agosto de 1947, el ex Imperio se dividió en dos Estados distintos, la Unión India y el Pakistán que comprendía el Sind, el Beluquistán, la provincia de la frontera del N. O. y parte del Punjab y de Bengala. La delimitación de las fronteras, a cargo de dos comisiones mixtas, resultó dificilísima, pues hindúes y musulmanes se hallaban inextricablemente entremezclados, sobre todo en el Punjab y en Bengala. Todo esto provocó recriminaciones y resentimientos que se tradujeron en persecuciones y matanzas de las respectivas minorías que habían quedado en los dos Estados, en particular en el Punjab. Para escapar a ellas se produjeron, de una y otra parte, migraciones en masa. A fines de ese año fatal de 1947 los muertos de ambas partes llegaban al millón, mientras que los prófugos se estimaban en las regiones occidentales en 5 millones y medio, en ambos sentidos, y en Bengala en 1.250.000 aproximadamente.

Gandhi había presentido la tragedia que se avecinaba y proyectó una última y patética lucha para evitarla. Se opuso encarnizadamente a la división de la India y hasta cuando Nehru y los otros líderes del Congreso debieron aceptar, a pesar suyo, la creación del Pakistán, Gandhi se opuso con desesperada obstinación. El 15 de agosto, día de la transferencia de poderes y del nacimiento de la India independiente, no fue para él un día de fiesta. Gandhi pasó todo el día en Calcuta, en casa de un amigo musulmán, orando y ayunando. En las semanas siguientes luchó con todas sus fuerzas para detener las persecusiones y las matanzas de musulmanes, pero era un pobre viejo cada vez más solo a pesar de la veneración de que se lo rodeaba. Amenazando con dejarse morir de hambre, logró que en Calcuta se estableciese una calma relativa. Se trasladó luego a Delhi, donde los prófugos hindúes provenientes del Punjab cometían toda clase de violencias contra los musulmanes. También en Delhi comenzó en diciembre a rechazar alimento y declaró que no suspendería el ayuno mientras no cesasen las violencias; por un tiempo cesaron, en efecto. Los jefes de las organizaciones hindúes militantes fueron llorando a depositar sus armas a los pies de Gandhi. Pero el primer día que salió para retomar su querida costumbre de orar en común al aire libre, una bomba de mano fue arrojada contra el cerco de paredes. Gandhi no se dejó atemorizar y continuó yendo al jardín donde se realizaba la plegaria. Lo hizo también la noche del 30 de enero de 1948. Dos jóvenes discípulos sostenían sus débiles pasos. Los miembros de la Congregación se inclinaron ante su paso. También se inclinó un joven de la primera fila que empuñaba en el bolsillo una pistola pequeña. Era un fanático militante de una organización hindú extremista. Su nombre era Nathuram Godse. Cuando Gandhi pasó delante de él, apretó repetidas veces el gatillo. Gandhi dio aún dos o tres pasos, y luego cayó murmurando "¡oh, Dios!".

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